Las inversiones a largo plazo destinadas a financiar el retiro gozan de exenciones y deducibilidad fiscales que abonan a tu esfuerzo de reunir un monto mayor para tu jubilación. Aprovéchalos al máximo. ¡Deducir es tu derecho!
Si puedes empezar a ahorrar para este objetivo desde que inicies tu vida laboral (en tus 20s) mejor, pues el esfuerzo de ahorro que necesites hacer será menor y los resultados a largo plazo te sorprenderán gratamente. Si empiezas a los 40 vas a tener que ahorrar cantidades más elevadas para este fin, lo que podría afectar tu flujo de efectivo para cubrir gastos y alcanzar otras metas.
Si eres de las personas a las que el dinero “les quema las manos” opta por domiciliar una cantidad fija a tu PPR, así no verás ese dinero y harás de cuenta que no es parte de tu ingreso corriente.
Si ya tienes tu cuenta de ahorro individual en tu Afore, explora otras opciones (PPP y PPR entre otras) y busca obtener la mejor mezcla de rendimientos que sea posible. Generalmente estos mecanismos de ahorro para el retiro han resultado ser más rentables.
No es broma, a más de 20 años de haber entrado en vigor la Ley de pensiones del IMSS 1997 y de quedar claro que tú y únicamente tú serás el constructor de tu bienestar en la etapa de jubilación, aún hay personas que continúan confiando en que al llegar a la edad de retiro sus hijos u otros parientes se harán cargo de ellos financieramente.
Elimina ese escenario de tu mente y trabaja desde ahora en un plan de retiro que responda a las expectativas de tu retiro soñado ¡Éxito y suerte en esa tarea!
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