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Desde el 2020 hemos visto cómo el peso se ha ido fortaleciendo con respecto al dólar, de llegar a $24.98 pesos por cada dólar el 24 de abril del 2020, hasta el día de hoy se ha movido en un rango de $17 pesos por dólar. También, a finales del 2022 estaba cotizando en 19.5 unidades, pero ha avanzado tanto que recibió el segundo semestre en las 16.99 unidades.
En el transcurso del miércoles 5 de julio, el peso navegaba entre un máximo de 17.07 y un mínimo de 16.97 (el cual no se veía desde el 2015), para finalmente quedarse en los 17.01. Así logró una apreciación del 0.25% según la información de Banxico. Para el jueves 6 de julio, arrancó en los 17.10
Jorge Gordillo, el director de análisis económico en CIBanco, dijo que a pesar de que el peso tiene el potencial para posicionarse por debajo de las 17 unidades, el tipo de cambio está en un nivel especulativo.
El volumen de las transacciones con pesos mexicanos a nivel global aumentó 3% en los últimos tres años y la divisa ocupa el lugar 16 en la lista de monedas más negociadas del planeta, de acuerdo con el Banco de Pagos Internacionales.
¿La razón de esta apreciación? La demanda de pesos como activo de inversión, derivado del mayor flujo de dólares por la relocalización de las empresas en nuestro territorio, o lo que es lo mismo, se debió por el nearshoring, de acuerdo con el Banco Base.
Rumbo el camino de la moneda líquida
Ahora, el peso está en la categoría de las monedas de economías emergentes que están demostrando un buen ciclo. A pesar de que hay otras monedas que pueden resultar más atractivas ante los ojos de los inversores en el mercado de divisas, la directora de análisis económico del Banco Base, Gabriela Siller, dice que es la moneda más liquida de América Latina.
¿Cómo es eso? La moneda líquida se puede comprar y vender fácilmente en los mercados cambiarios, da confianza a los inversionistas y se negocia en grandes volúmenes. Contrario a las menos líquidas como los bolívares venezolanos o los pesos argentinos.
La moneda más líquida del mundo es el dólar estadounidense, pues tiene el mayor volumen de compra y venta en los mercados internacionales, lo que le ha dejado mantener su posición dominante. Así que el peso mexicano es actualmente la moneda más líquida de Latinoamérica porque se compra y se vende más que el resto de las divisas de la región, según la información del Banco de Pagos Internacionales.
La diferencia entre Biden y Trump y lo que tiene que ver con el superpeso
Vayamos un poco hacia atrás. En lo que va de la presidencia de Biden, el peso se ha revaluado 12.13%, es un apoyo tanto a la moneda como a terminar con las duras aclaraciones de Trump a México, pues algo que también está haciendo el presidente actual de Estados Unidos, es intentar cerrar el capítulo lleno de hostilidad que venía provocando Trump.
Durante la era Trump:
En la era de Biden:
Veamos las dos caras de la moneda. El superpeso… ¿o ni tan súper?
Lo bueno | · Es más barato importar productos ya que nuestra moneda es más fuerte frente al dólar, lo que a su vez implica más exportaciones para Estados Unidos.
· El turismo en Estados Unidos se vuelve más barato para nosotros, al igual que hacer compras allá. · Al tener menores costos de importación, las empresas reducen costos y reduce las presiones inflacionarias en el país. · Para las empresas que tengan deudas en dólares, su adeudo se volverá más barato, por lo que ven mejores rendimientos en sus utilidades. · Aunque no se limita sólo a las empresas, recordemos que México tiene su deuda principalmente en dólares, por lo que también se ve beneficiado de ese abaratamiento. |
Lo NO tan bueno
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· El petróleo que exporta México se vende en dólares, lo que significa menos pesos por barril, que para Pemex, como cualquier otra empresa, a menores ingresos pero gastos constantes, baja la utilidad.
· Al volverse más caro frente al dólar, no es igual de atractivo comprar, lo que significa que las empresas que dependen principalmente de exportar sus productos al extranjero sufren de esta “menor atractividad”, puede crear una balanza comercial deficitaria, es decir, que se compre más de lo que se vende al extranjero, teniendo así un impacto negativo en nuestro PIB. · Este es un efecto doble para las empresas ya que venden menos y cada dólar representa menos pesos, que, en el mismo caso de Pemex, a menores ingresos, pero gastos constantes…menor utilidad. |
Por el lado de las inversiones, este momento puede ser una gran oportunidad para hacer inversiones en dólares, no tanto comprando dólares directamente, sino que invirtiendo en instrumentos que estén en dólares como acciones de empresas estadounidenses. Ya que, al tener un peso más fuerte, invertir en dólares se vuelve más barato, aumentando así los rendimientos que se obtendrían.
Esta es una situación que tiene un desenlace prácticamente natural. Al tener un peso fuerte, se pierde competitividad en el comercio exterior, por lo que vendemos menos y, según las fuerzas del libre mercado en donde todo tiende a llegar a un equilibrio “automático”, eventualmente llegaríamos a un punto de equilibrio, ya sea el de antes o uno nuevo en el que el peso “perdería fuerza” por llamarlo de un modo, y nos volvería a hacer más atractivos para el comercio exterior.
No hay por qué polarizar, ni todo es bueno ni todo es malo; como vimos, hay implicaciones tanto positivas como negativas. Lo que sí debemos hacer es preguntarnos y sopesar: ¿son más las implicaciones positivas que las negativas? En cualquiera de los casos, ¿cuáles implicaciones son más fuertes?
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