Si deseas tener la certeza de que, en caso de faltar, tus seres queridos tendrán la protección financiera que necesiten y que no derrocharán los recursos que tanto trabajo te ha costado reunir a lo largo de tu vida, o si quieres diseñar un plan de ahorro para pagar la educación de tus hijos, pero no sabes cómo o en dónde invertir, el fideicomiso es el producto financiero que necesitas.
Un fideicomiso es un contrato en el que una persona transmite la propiedad de bienes (dinero, instrumentos financieros, bienes raíces, regalías, etcétera) o derechos a un tercero y en el que intervienen tres figuras: fideicomitente, la persona física o moral que cede los derechos; el fiduciario: la institución fiduciaria autorizada por la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito (LGTOC) para recibir y administrar los recursos por el periodo de tiempo estipulado por el fideicomitente; y el fideicomisario, la persona que recibirá los beneficios económicos generados.
Pese a que da solución a una amplia gama de necesidades y a los beneficios que ofrece respecto a otras opciones de planeación y protección financiera, el fideicomiso es una herramienta poco conocida y utilizada por personas físicas y morales.
Aquí algunas de las ventajas que ofrece:
– Experiencia en el manejo de inversiones. Los bienes que conforman el fideicomiso son administrados por un equipo de expertos con la consigna de alcanzar un objetivo específico. La institución fiduciaria se encarga de captar, custodiar, administrar, invertir y generar rendimientos.
– Transparencia. Los recursos bajo custodia del fideicomiso tienen que ser destinados exclusivamente a los fines definidos por el fideicomitente. Por su parte, la institución fiduciaria debe llevar un registro contable de los activos.
– Recursos inembargables. Al ceder la propiedad temporal de bienes o derechos a una institución fiduciaria, éstos no pueden embargados.
– Seguridad jurídica. Los términos del contrato y su cumplimiento están protegidos por la LGTOC que regula la figura y a la actuación de la institución fiduciaria.
– Beneficios Fiscales. En los fideicomisos de previsión social, patrones y trabajadores pueden deducir sus aportaciones para efecto del pago del ISR.
Además, los rendimientos generados se acumulan al fondo y no se consideran acumulables al ingreso del trabajador dentro de los límites que señala la ley.
Tipos de fideicomiso
Existen diferentes tipos de fideicomiso, algunos de los más frecuentes son:
A) Testamentario
En este tipo de contrato puedes establecer instrucciones precisas sobre qué hacer con tus activos cuando ya no estés, aunque de ninguna manera puede actuar como sustituto del testamento. Tienes que realizarlo de igual manera. No obstante, sí es una excelente forma de garantizar que tu patrimonio se destine a los beneficiarios que tú elijas y distribuidos en la forma que lo desees ya que al ser un mandato legal no puede ser modificado por otra persona que no sea el fideicomitente. Los beneficiarios (fideicomisarios) pueden ser personas menores de edad y en ese caso se deberá nombrar un albacea.
B) De planeación patrimonial e inversión
Actúa como una excelente herramienta para llevar a cabo una planeación patrimonial. La institución fiduciaria mantiene los activos o dinero en resguardo y se encarga de administrar e invertir los fondos bajo la batuta de un equipo de expertos financieros. Por cierto, en este caso, el fideicomitente y el fideicomisario puede ser la misma persona.
C) Fideicomiso de garantía
El fiduciario recibe los bienes o derechos para garantizar el cumplimiento de una obligación (deuda) a cargo del fideicomitente y a favor del acreedor fideicomisario. Mientras tanto, el deudor puede mantener la posesión de los bienes aportados.
En resumen, en un fideicomiso el fideicomitente define el objetivo, el fiduciario se encargará de concretarlo y el fiduciario recibe los beneficios. Esto, contando con certeza, rentabilidad, inembargabilidad e incluso, en algunos casos, beneficios fiscales.
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