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Todo cambia. La sociedad y la forma en que nos interrelacionamos cambia. La maternidad también ha cambiado. Nuestras madres y abuelas formaban familias numerosas y se dedicaban en un alto porcentaje, casi de manera exclusiva, a las tareas del hogar y la educación de los niños con estrictos y severos códigos de conducta. Y algunas de las chicas que tenían la fortuna de asistir a la universidad no estaban interesadas en recibir una mención honorifica por sus méritos académicos pues decían que solo estaban ahí “mientras me caso”.
Hoy, las nuevas generaciones vienen pisando fuerte. A las mujeres millennials, aquellas nacidas a principios de los 80 y finales de los 90, no les da miedo nada y se preparan para enfrentar cualquier obstáculo que se interponga en el logro de sus metas, llámense académicas, financieras e incluso, claro está, de maternidad.
La maternidad es una meta que no todas las chicas millennials desean, pero las que sí lo quieren se preparan para serlo, aunque después de cumplir objetivos académicos, laborales, y de desarrollo emocional, entre otros.
De hecho, asumen la maternidad sin importar su estado civil e incluso si tienen o no un compañero a su lado que las apoye en la crianza y la manutención. Lo ideal es equilibrar el deseo de ser madres con sus objetivos laborales, su propio bienestar y la posibilidad de no sacrificar sueños. De acuerdo con Ximena Díaz Alarcón, directora socia de Trendsity, las millennials viven una maternidad relacionan más con el placer, y no la viven como una carga.
La maternidad es una meta que asumen con responsabilidad, información y flexibilidad, no por nada algunos estudios revelan que las millennials están criando hijos más fuertes y felices que las generaciones anteriores.
Hoy, ser mamá es muy diferente a otros tiempos. La mayoría de las madres trabajan, el estudio «Mujeres Digitales Influencers», de Weber Shandwick y KRC Research, apunta que del total de las mamás millennials, en promedio, un 30% son empleadas de tiempo completo; seis de cada 10 están casadas o viven en pareja; e independientemente de su estado civil, un 33% de ellas contribuyen con la mayor parte de los ingresos de su hogar.
Partamos de una realidad, las millennials -incluidos los hombres- se enfrentan a una escasa oferta laboral que se traduce en sueldos bajos, mínimas prestaciones, y un retiro financieramente incierto; y en el caso de las mujeres la situación se agudiza porque muchas veces perciben sueldos inferiores por realizar el mismo trabajo que un hombre.
Y aunque algunos estudios resaltan que esta generación valora más su tiempo, experiencia y desarrollo que las remuneraciones, los recientes estudios del Banco de México revelaron que esto no es del todo cierto, al menos no para los mexicanos.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el ingreso promedio de los millennials (población ocupada de 20 a 39 años) alcanzó los 6,800 pesos hasta diciembre de 2018, aun cuando se trata de una generación más preparada académicamente que las generaciones anteriores, y muchas veces les cuesta conseguir un empleo.
Partiendo entonces de que se cuenta con recursos escasos, es importante idear un plan para ahorrar lo suficiente y cumplir la meta de ser madre, porque tener hijos implica gastos de corto, mediano y largo plazo y debes estar preparada para ello:
-Gastos de corto plazo: médicos, estudios, ropa de maternidad, hospital, pañales, leche, ropa para el bebé, muebles, seguro educativo (estudios universitarios), etcétera.
–Gastos de mediano plazo: médicos, medicinas, guardería, escuela, actividades extraescolares, vacaciones, ropa, juguetes, etcétera.
–Gastos de largo plazo: universidad, auto, vacaciones, gadgets, etcétera.
Y para todas las etapas necesitarás contar con un seguro de vida y accidentes. El fin último es cubrir financieramente a tus futuros hijos en caso de presentarse alguna eventualidad que te impida estar a su lado o darles todo lo que necesiten.
Una vez que ya evaluaste, con pesos y centavos, los futuros gastos de traer un bebé a este mundo, el siguiente paso es evaluar tus ingresos y los de tu pareja… ¿Te alcanza? Si no es así, es importante plantear un plan con metas financieras acordes a cada etapa, y es el momento de evaluar otras potenciales fuentes de ingreso.
Entre las opciones que se pueden explorar están:
–El ahorro e inversión financiera, sin importar la cantidad que puedas destinar cada quincena a este fin, siempre será un buen principio. A medida que el ahorro se incremente, podrás acceder a opciones de inversión más rentables y que te permitan lograr metas en plazos más cortos.
–Emprender un negocio en el que explotes tus habilidades, algunos incluso no demandan una inversión inicial fuerte.
–Aprovechar tus conocimientos y la tecnología a través de un blog, una página web o canal de youtube. Después de todo eres la primera generación que ha hecho del uso de la tecnología un estilo de vida. Incluso, puedes abrir un canal en el que compartas con otras chicas millennials todo el proceso de ser madre, desde el momento de la decisión hasta la evolución y crecimiento de tus hijos.
Estas son solo algunas ideas para incrementar tus ingresos, seguro a ti se ocurrirán muchas más.
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