La participación de la mujer en la economía va in crescendo de manera importante, no es así en el caso del cierre de la brecha salarial y el acceso a ocupar puestos directivos de medio y alto nivel en el mundo corporativo.
Según el IMCO la participación de mujeres alcanza 36% de la plantilla laboral de las empresas listadas en las bolsas mexicanas de valores (BMV y BIVA), se reduce a 21% en direcciones de áreas jurídicas, a 10% en direcciones de finanzas y a 4% en la dirección general. En los consejos de administración representan el 11% del total de los consejeros, sí, allí en dónde se toman las grandes decisiones.
Diversos estudios apuntan que cerrar la brecha salarial y acceder a puestos de alto nivel, a la par de los hombres, podría llevar decenas o hasta cientos de años porque los valores culturales mantienen vigentes estereotipos de género y una arraigada cultura organizacional que limita la igualdad de género.
Esto predispone a muchas mujeres a autolimitarse y no aspirar escalar en el organigrama de sus centros de trabajo. Aquí algunos temas que pueden sabotear tu crecimiento profesional y que es necesario dejar atrás:
Escalar posiciones en una corporación puede generar inseguridad en cuanto a la capacidad que se tiene para enfrentar nuevos retos en hombres y mujeres, pero son éstas últimas a quienes les cuesta más trabajo aceptar que obtienen un ascenso gracias a su talento y habilidades y no a un golpe de suerte. Una reciente encuesta del IMCO revela que 52% de las mujeres versus el 38% de los hombres reconocen dudar sobre la calidad de su trabajo.
Las mujeres no buscan un ascenso con tanta facilidad como puede hacerlo un hombre porque temen enfrentar nuevos y más grandes riesgos y fracasar, cuando parte del aprendizaje y crecimiento profesional pasa por sufrir y superar fracasos (la clave está en cómo los superas). La encuesta del IMCO apunta que 27% de las mujeres evita realizar tareas complejas o nuevas por miedo a fallar, mientras que en los hombres es el 17%.
Muchas mujeres no invierten tiempo en crear una red de contactos y apoyo que les facilite lograr sus aspiraciones profesionales. Por ejemplo, compartir con compañeros de trabajo, dentro y fuera de la oficina, suma puntos para darse a conocer y publicitar su talento. Tampoco se acercan a un superior, al que consideren su sensai, que pueda tenderles la mano a la hora de buscar ocupar puestos de mayor jerarquía.
Los autolimites impiden romper el techo de cristal y lograr tus aspiraciones profesionales. Eliminarlos no parece ser una tarea fácil, pero es posible lograrlo con preparación, conocimiento y autoconfianza.
Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte, más convencidas de lo que significa la igualdad de género y de sus capacidades para romper el techo de cristal y escalar, sin límites, en el organigrama de sus centros de trabajo aún y cuando las normas sociales mantienen vigentes, desde épocas ancestrales, los estereotipos de género.
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