“Deje a sus niños lo suficiente para que puedan hacer cualquier cosa, pero no lo suficiente para que no puedan hacer nada”. Warren Buffett

En México, septiembre es el mes del testamento, el instrumento legal a través del cual una persona decide el destino de su patrimonio al momento de su fallecimiento. Hacerlo con anticipación es un acto de responsabilidad hacia las personas que más amas y dependen de ti económicamente como pueden ser hijos pequeños o que aún están estudiando, pareja y padres.

Imagina lo que pasaría, en caso de que faltaras, con el patrimonio que lograste reunir si no especificas a quién dejar tus bienes. Con seguridad, no deseas que tu familia enfrente un largo y oneroso juicio de intestado, se enfrasque en riñas internas o queden desprotegidos tus seres queridos económicamente más vulnerables.

Sin embargo, qué sucede cuando tus hijos ya son mayores y no dependen económicamente de ti. Cada vez crece más la convicción de que la mejor herencia que se le puede dar a los hijos es una sólida preparación académica y, si se tienen los recursos, un empujoncito financiero para que empiecen a labrar su propio camino al éxito.

Esta idea la comparten algunos de los dueños de las fortunas más grandes del mundo. Entre ellos Bill Gates -fundador de Microsoft-, Mark Zuckerberg -fundador de Facebook ahora Meta- y Warren Buffet -uno de los inversionistas más poderoso del mundo-. Ellos han hecho pública su decisión de destinar a la caridad alrededor de un 90% de su cuantiosa riqueza y dejar a sus hijos una parte minúscula de su fortuna para que trabajen por su cuenta, que aprendan el valor del dinero y pavimenten su propio camino al éxito.

Las personas normales, financieramente hablando, consideran que están dispuestos a ayudar a sus hijos en la medida de sus posibilidades para que logren su independencia financiera o para adquirir una vivienda pues, dicen, ahora se ha vuelto más complicado hacerse de una propiedad por el incremento sustancial de su precio.

Dejar o no herencia… he ahí la cuestión

Los personajes arriba citados coinciden en que dejarles dinero a los hijos puede resultar contraproducente, y en algunos casos fatal. Y es que todas las personas necesitan tener sueños y metas propias por alcanzar, esas son las cosas que contribuyen a darle sentido a su vida.

Si tus hijos ya son mayores y no dependen económicamente de ti, dejarles dinero como herencia, para resolverles la vida o buena parte de ella, no debería ser tu prioridad de ahorro sino tú mismo: tu retiro.

Contar con los recursos suficientes para mantenerte y cumplir tus sueños en esa importante etapa de tu vida (viajar, vivir en un lugar paradisiaco, dedicarte a tus pasatiempos favoritos, etcétera) tendrían que estar en el centro de tu estrategia financiera de largo plazo. No sabes cuánto tiempo vas a vivir, y ahorrar lo suficiente para vivir un retiro con independencia financiera, es un excelente regalo… para ellos y para ti.

Mejor, mientras vivas y seas económicamente activo, procura usar tu dinero para fomentar su independencia financiera dándoles acceso a una educación y capacitación adecuada. No fomentes su dependencia económica hacia la familia o hacia ti. A la larga terminaría por mermar tu capacidad de ahorro para tu retiro. Si al final de tu vida quedaron recursos susceptibles de ser repartidos entre tus descendientes, ese es otro cuento.

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