Contar con el dinero suficiente para cubrir necesidades y deseos contribuye al bienestar físico y emocional de las personas. No poder para pagar las facturas del mes o no tener acceso a los satisfactores básicos puede generar un elevado nivel de estrés con repercusiones en la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

¿Tener dinero hace a una persona feliz?

El impacto que tiene el nivel de ingreso en la salud emocional de la gente es, desde hace ya varios años, tema de estudio en diversas instituciones. Una de ellas es la Universidad de Purdue, aunque también le han dado seguimiento otras como la Universidad de Princeton.

En general, los estudios coinciden en señalar que el nivel de ingreso tiene una relación directa con el bienestar emocional y la satisfacción con la vida de las personas; no obstante, el cuestionamiento que se hacen es sí entre más dinero tengan pueden sentirse más felices o sí llega un momento en el que ya no aporta más bienestar emocional, y en ese caso, cuál sería el ingreso anual de la felicidad. Cabe anotar que la controversia continua vigente.

Purdue asegura que “a nivel mundial la satisfacción se produce con un ingreso anual de 95,000 dólares para la calidad de vida; y de 60,000 a 75,000 para el bienestar emocional”, este sería, entonces, el ingreso de la felicidad. Esta tesis fue ratificada por la Universidad de Princeton cuyo estudio afirma que tener ingreso un mayor a los 75,000 dólares no garantiza más felicidad. Por su parte, Angus Deaton (Premio Nobel de Economía 2015) y Daniel Kanheman dicen que este sueldo es el umbral más allá del cuál los aumentos en el ingreso ya no mejoran la capacidad de las personas para que hagan lo que más importa para su bienestar emocional, como pasar tiempo con las personas que quieren, evitar el dolor y la enfermedad, disfrutar de su tiempo libre, etcétera.

No obstante, existen otras opiniones que apuntan a que mientras más ingresos se tengan, más oportunidades de bienestar y felicidad se consiguen. Que no existe un número mágico (ingreso) y que, básicamente, más es mejor; aunque hacen hincapié en que el dinero es solo uno de los muchos insumos que integran el portafolio de la felicidad de una persona.

El ingreso de la felicidad es personal

Para cada persona la definición de la felicidad es distinta e involucra la evaluación de factores subjetivos y objetivos con distinto peso porcentual en su ecuación individual de la felicidad. Y es que los estudios revelan que en el número mágico (ingreso ideal) tienen que evaluarse aspectos como el costo de la vida de la comunidad en la que vive, género, creencias religiosas, riqueza y distribución del ingreso del país en que vive, nivel académico, nivel de educación financiera, número de integrantes de su familia, el estilo de vida que les gusta llevar, etcétera. Todos estos elementos se mezclan para llegar al salario personal de la felicidad, aquel que le brinda satisfacción con su calidad de vida y bienestar emocional pues considera que es suficiente para cubrir sus necesidades básicas, cumplir metas y planificar su futuro.

Si preguntamos a las personas a nuestro alrededor qué lo hace feliz y qué papel juega el dinero en ello, seguramente las respuestas diferirán. Y si se les preguntamos cuál sería para ellos el ingreso anual ideal para vivir satisfactoriamente y con bienestar emocional, sus contestaciones también podrían variar sustancialmente.

Los ingresos o la riqueza no explican al 100 la felicidad, pero sí abona al bienestar emocional cuando deja de ser un factor de estrés en nuestra vida.

¿Y tú, tienes un número mágico (ingreso ideal)?

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