Las experiencias dolorosas, las emociones que te alteran o las injusticias sociales que vivimos diariamente tienen una función importante en la experiencia humana, ya que despiertan la conciencia e inspiran a querer ser parte de un cambio con el fin de mejorar.

Es algo así como cuando unos zapatos incómodos te fuerzan a compra otros, para que camines a gusto. ¡Desecha los que no te sirve y deshazte del dolor!

Lo mejor es enfrentar los retos:

1. Conecta con tu poder interno: cualquier cosa que sea la experiencia por la que atraviesas, ya sea física, emocional o psicológica, debes de conectarte con la fortaleza y no con la resistencia.
2. Aprende de cada experiencia: deja de pensar que naciste para sufrir; piensa que estás aquí para aprender y crecer como ser humano. Aprende de cada experiencia, por dolorosa que resulte, nada es para siempre, y llegará un momento en que experimentarás felicidad nuevamente.
3. Nada es permanente: lo peor que sucederte, el momento más doloroso, triste o de mayor ira pasa, al igual que el mejor que pueda ocurrirte, el momento más glorioso y de mayor dicha.
4. Identifica el reto: aprende a permanecer en el centro, no en los extremos entre la fatalidad o el éxtasis, sino en un estado de agradecimiento y calma, comprendiendo que cada experiencia y estado emocional es temporal y lleva consigo unan enseñanza.
5. Lo que sigue: no te preguntes porque pasa esto en tu vida, sino para qué te pasa. Así te enfocarás más en el aprendizaje que en la experiencia y si aplicas lo que aprendes, evitarás caer en conflicto.

Resiliencia: es la capacidad de los seres humanos para sobreponerse a periodos de dolor emocional, momentos de adversidad; incluso para salir fortalecidos de ellos.

Una persona resiliente está convencida de que superará los obstáculos con éxito, y si el resultado está en contra, no lo ve como derrota, lo usa como motivación alcanzando metas.